En 2025, los fondos de private credit están en boca de todos. No es para menos: muchos están obteniendo retornos superiores al 12%, atrayendo la atención de inversionistas sofisticados que buscan rendimientos más allá de los instrumentos tradicionales.
En un entorno donde los bancos siguen endureciendo sus políticas de crédito, el capital privado está ganando terreno como una fuente de financiamiento ágil, directa y rentable. Tanto para empresas que buscan crecer, como para quienes desean diversificar su portafolio, esta forma de deuda se ha convertido en una alternativa poderosa.
El private credit consiste en préstamos otorgados por fondos o inversionistas institucionales a empresas que no cotizan en bolsa, sin pasar por intermediarios bancarios. Estos acuerdos son más flexibles, se ajustan a las necesidades de cada empresa y ofrecen condiciones diseñadas caso por caso.
Hoy, este tipo de financiamiento está llenando un hueco importante: el que dejó la banca tradicional al restringir sus operaciones crediticias, sobre todo con empresas medianas. Lo que antes parecía una estrategia de nicho, hoy se ha consolidado como una categoría fuerte dentro del mundo financiero global.
¿Por qué está creciendo tan rápido?
Los factores son claros:
Como cualquier instrumento con rendimiento atractivo, el private credit viene con sus riesgos. Al operar fuera del sistema bancario, estos fondos pueden tener menor regulación, menos transparencia y menor liquidez. Y cuando las condiciones económicas se complican, el riesgo de impago se vuelve más real.
Por eso es clave entender con quién se está invirtiendo: qué tan sólido es el fondo, qué experiencia tiene el equipo gestor y a qué tipo de empresas está prestando dinero. Aquí no hay espacio para improvisar.
El private credit no viene a sustituir a los bancos, pero sí a ofrecer algo distinto. Para muchas empresas, es la única vía viable para financiar su operación, su expansión o sus adquisiciones. Para los inversionistas, representa una nueva manera de acceder a retornos más altos con una estructura más cercana y controlada.
Este auge no es casualidad. Es consecuencia de un mercado que está evolucionando y buscando nuevas formas de generar valor.
En un mundo donde la banca ya no es la única opción para financiarse, el private credit emerge como una solución eficiente, rentable y adaptable. Su capacidad para ofrecer retornos por encima del promedio, su enfoque personalizado y su creciente legitimidad lo convierten en una de las alternativas a préstamos bancarios más interesantes del año.
Para quienes entienden los riesgos y saben moverse en este ecosistema, puede ser una pieza clave en su estrategia financiera en 2025.
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